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La carrera profesional de registrador. Una crónica de D. Carlos A. Mañero
El jueves pasado tuve la oportunidad de asistir como ponente a la mesa redonda organizada en la Universidad Francisco de Vitoria con el objetivo de dar a conocer a sus alumnos de último año de Derecho y Administración de Empresas las diferentes salidas profesionales que se pueden plantear al terminar sus estudios.
Fue una experiencia muy enriquecedora, pues me brindó la oportunidad de valorar de primera mano qué conocimiento tienen los jóvenes universitarios de nuestra profesión y cómo de atractiva les resulta en comparación con otras opciones de carreras profesionales, ya que me acompañaban como ponentes el Secretario General de AndBank, la Directora Legal de Amazon para España e Italia o un socio del área de derecho mercantil de la consultora Deloitte. En definitiva, estaban presentes algunas de las salidas más demandadas por los jóvenes graduados, esto es, la abogacía como servicio externo, la abogacía como servicio “in-house” o interno y el sector de la banca, mientras que yo representaba la salida del servicio público al que se accede mediante un proceso de oposiciones.
La primera de las conclusiones a las que pude llegar a los pocos minutos de dar comienzo la mesa redonda es que los alumnos que constituían nuestro público eran personas realmente trabajadoras y comprometidas con la sociedad en la que viven, que son capaces de compaginar sus estudios universitarios con la realización de prácticas en empresas y despachos de abogados, asistencia a programas de voluntariado, participación en pruebas deportivas o desarrollo de estudios musicales. Sin duda, estos valores, esfuerzo y compromiso, son esenciales para superar el proceso de oposiciones al Cuerpo de Registradores con éxito, y estos alumnos los tenían.
La segunda de las conclusiones que extraje del rato que pasamos juntos es su enorme inquietud por conocer a fondo el mundo laboral que les aguarda y la claridad de muchos de ellos al expresar lo que esperan de su futuro empleo. En este punto me llamó poderosamente la atención, por ser contrario a lo que yo pensaba hasta ese momento, lo poco atractivo que les resultaba la carrera desarrollada en grandes despachos de abogados y consultoras por la mala fama que arrastran en materia de horarios y conciliación; ocasión esta que aproveché para explicar que el horario en que se estructuraba el estudio diario durante las oposiciones dependía en gran medida de cada persona, por lo que podían ajustarlo a sus necesidades personales y de conciliación. Igualmente mostraron interés en conocer el horario habitual una vez aprobadas las oposiciones y valoraron muy positivamente la posibilidades de flexibilidad y conciliación que ofrece nuestra profesión.
Otra de las cuestiones que les planteaba mayor duda era el tiempo medio que se tarda en aprobar y la edad de ingreso en el Cuerpo y quedaron gratamente sorprendidos cuando les presenté las estadísticas de la última promoción de Registradores, la de 2021. Pudieron conocer de primera mano cómo la mitad de los nuevos compañeros tienen menos de treinta años e incluso dos de ellos aprobaron con veinticinco años, sin duda una edad muy próxima a la de estos alumnos. Igualmente les sorprendió cómo el perfil de los nuevos registradores coincidía con los suyos propios tanto en formación (aparte de Derecho muchos estaban graduándose simultáneamente de Administración de Empresas), su conocimiento de idiomas (en particular el inglés) y los hobbies. Sin duda se vieron reflejados.
Conforme avanzaba la conversación las preguntas se dirigían a un futuro cada vez más lejano, esto es, una vez iniciada la carrera profesional, ¿Qué retos les aguardan o en qué ámbitos se podrían desarrollar profesionalmente? Y una vez más quedaron sorprendidos del amplio abanico de posibilidades de especialización que ofrece el ingreso en el Cuerpo de Registradores. Así, mientras el ejercicio de la abogacía o el sector de la empresa les invitaba a cursar un máster de especialización, la carrera de profesional de Registrador les permite la posibilidad de especializarse y profundizar en muchas áreas muy distintas entre sí: prevención del blanqueo de capitales, protección del medioambiente, estudios de topografía, protección de consumidores, estudio de la legislación internacional, desarrollo de proyectos internacionales con otros países, cursar estudios de doctorado, dar clases en la universidad, investigación y especialización en materias como big data o blockchain… En definitiva, quedaron asombrados de las bellísimas posibilidades que, una vez aprobadas las oposiciones, les ofrecía el ingreso en el Cuerpo de Registradores.
Cerca ya del final del encuentro eran muchas las preguntas que se habían quedado en el tintero pero hubo una que, quizá por ser el principio de todo, tuve especial interés en responder: Si quiero opositar a Registros, ¿Dónde debo acudir? Esta intervención me permitió aclararles que nuestras oposiciones se pueden estudiar desde cualquier lugar y que el Colegio pondrá todos los medios a su alcance para ofrecerle un preparador en su zona que les permita tener una relación cercana que garantice un buen aprovechamiento de los estudios. Igualmente les expliqué el funcionamiento del sistema de becas de ayuda al opositor que ofrece la Fundación Registral, lo que muchos valoraron muy positivamente pues una de las cuestiones que más les alejaban de la idea de opositar era el seguir dependiendo de otros, en la mayoría de casos de sus padres dado lo jóvenes que son, durante el tiempo que dure el estudio de las oposiciones.
Como conclusión no puedo sino alegrarme profundamente de haber asistido a estas jornadas pues he podido comprobar cómo la carrera profesional de Registrador, una vez explicada en detalle, resulta tan atractiva como cualquier salida profesional del ámbito del Derecho en el sector privado. Igualmente he sido consciente de la necesidad de acudir a las universidades para dar a conocer la profesión a nuestro jóvenes con el objetivo de atraer a los mejores y garantizar así la excelencia profesional de nuestro Cuerpo.
Por D. Carlos A. Mañero