Sintética y gráficamente, el lavado de dinero es la conversión de dinero ilícito en dinero aparentemente lícito.
Si obviamos los antecedentes remotos del blanqueo que están relacionados con la mafia norteamericana de los años 30, el blanqueo –llamémosle, moderno-, se vinculó inicialmente al narcotráfico; tan es así que fue la Convención de Viena de 1988 (donde por vez se reunió un conjunto de países para ocuparse de atajar este problema), la que introdujo el término “narcodólares”.
Durante los años 60 y 70 se utilizó el sistema bancario para blanquear pues éste permitía que se hicieran grandes ingresos de metálico sin que hubiera control alguno sobre la procedencia de los fondos depositados.
El inventor del “banco pirata” fue un tal José Antonio Fernández, gran importador de marihuana colombiana en Estados Unidos en los años setenta. A través de toda una serie de sociedades pantalla, Fernández consiguió tomar el control del “Sunshine State Bank” de Florida, transformándolo en una blanqueadora gigante durante una decena de años, hasta que lo detuvieron en 1984.
Posteriormente, en los 80, esto es cuando empieza la lucha en serio contra el lavado, los procedimientos de lavado tuvieron que hacerse más sofisticados. Téngase en cuenta que el volumen físico del dinero obtenido con la venta de la droga es habitualmente superior al volumen físico de la droga misma, de tal manera que resulta más fácil –a pesar del ingenio que derrochan en su ocultación- introducir ilegalmente estupefacientes en un determinado país, que sacar el dinero obtenido con la venta de los mismos.
Paradójicamente sin embargo, en esta época se produce un crecimiento progresivo y constante de los delitos subyacentes al blanqueo: narcotráfico, trata de seres humanos, tráfico de órganos, tráfico de armas, terrorismo, corrupción política, etc., con el denominador común de ser extraordinariamente graves y lucrativos, lo que incrementa de manera exponencial el dinero de procedencia ilícita.
Como consecuencia de ello, se firman los primeros tratados internacionales y las leyes que inicialmente tratan de abordar la cuestión.
A pesar de todo, en los años siguientes, el problema no hizo sino aumentar en todos los órdenes. Ese crecimiento resultó además contemporáneo con la desregulación y la liberalización financiera que propició que florecieran los paraísos fiscales y las jurisdicciones off shore, a los que mas tarde aludiremos.
Por otro lado y, refiriéndonos específicamente al caso de España, tenemos que destacar la peculiaridad de que el blanqueo de dinero que ha estado íntimamente ligado con el mundo inmobiliario. A estos efectos la importancia del sector es talque ha sido calificado de ALTO RIESGO por organismos tan relevantes como el GAFI[1], el grupo EGMONT[2] y servicios policiales internacionales como INTERPOL y EUROPOL. En concreto, España, ha sido considerada por estos organismos en los últimos años un paraíso para el fraude de esta naturaleza.
En efecto, los inmuebles en España han venido escriturándose tradicionalmente por debajo del precio real satisfecho por ellos[3], lo que producía un fraude fiscal inmediato ya que el hecho imponible en las transferencias de fincas viene constituido por el valor real del bien transmitido[4].Pero, además, la diferencia entre ambas cantidades generaba dinero opaco en poder del vendedor.
Lo mismo ocurría con las sucesivas transmisiones de inmuebles paulatinamente incrementadas de precio como permitía hasta hace poco un mercado creciente, llevadas a cabo en documentos privados que permanecían ocultos al fisco[5].
Ese dinero necesitaba ser blanqueado inmediatamente para volver al “circuito legal” y, para ello, pronto empezaron a utilizarse en España todos los mecanismos disponibles desde los más vulgares[6] a los más sofisticados: desde el “pitufeo” o “smurfing” consistente en la utilización de un grupo de personas encargadas de cambiar billetes de 500 € por otros de menor valor nominal, la compra de billetes premiados de lotería o la apertura de cuentas en paraísos fiscales, hasta complejos entramados societarios que impedían descubrir el titular real de los bienes.
Por otro lado, conocidas fuera de nuestras fronteras las debilidades del sistema no tardaron en aterrizar mafias extranjeras dedicadas al blanqueo de dinero negro de cualquier procedencia, generado por delitos subyacentes extremadamente graves, lo que agravó de manera notable el problema tanto cuantitativa como cualitativamente.
-CUANTITATIVAMENTE: Porque a veces el volumen de dinero a lavar es tan grande que hay que guardarlo en contenedores marítimos, como los que descubrió la Policía colombiana al efectuar unas detenciones en la desarticulación del cártel de Medellín.
Para los lavadores el manejo de metálico se ha facilitado mucho con la introducción del euro, cuyo valor facial máximo -500 €- resulta el más alto de las divisas existentes actualmente: quien tenga que transportar grandes sumas de dinero en metálico lo hará con mucho menos peso en esos billetes: un millón de euros en billetes de 500 pesan 2,28 kilogramos mientras que un millón de dólares americanos pesan 10 kgs. en billetes de cien dólares.
Es significativo a este respecto saber que en España circula el 30% de los billetes de 500 € emitidos para toda la Unión Europea. Y no es extraño porque se supone que el dinero negro que se genera en la economía española supone un valor de 250.000 millones de euros, o sea, el 25% del PIB.
Con todo muchas veces se quedan pequeños hasta los billetes de 500 y, por eso, se ha blanqueado mucho en piedras preciosas, particularmente mediante los llamados “diamantes de sangre”, producto que ofrecía a los delincuentes la ventaja de que, en un espacio mínimo, se podía guardar un valor muy alto.
El PROTOCOLO KIMBERLEY ha tratado de dificultar el tráfico de diamantes indocumentados,
-CUALITATIVAMENTE, porque las mafias blanqueadoras no reparan en utilizar los medios que sean para lograr sus propósitos.
En este sentido recordar que recientemente –el pasado 1 de marzo- el TS ha expulsado de la carrera judicial al Juez Urquía por aceptar dinero a cambio de dejar en libertad provisional a uno de los imputados en la OPERACIÓN HIDALGO de Marbella, contra el blanqueo.
En España llegó a desarticularse por la Policía una red de blanqueo creada por unos fundadores de una ONG que se dedicaba aparentemente a la educación de niños desvalidos en un país centroamericano para cuya financiación obtenía en España dinero de particulares y subvenciones públicas. Bajo esa fachada “humanitaria”, enviaba fondos a ese país; sin embargo, una parte importante de los mismos, se reenviaba desde allí a un paraíso fiscal caribeño desde donde, pasado un tiempo prudencial, se volvía a traer a España donde se invertía en chalets de lujo para los cabecillas de la trama.
Pues bien, alguna de las operativas tradicionales de blanqueo entran por su naturaleza en contacto con nuestra labor de Registradores y es por ello que, advertido el legislador de tal circunstancia, pronto desplegó medidas legislativas conducentes a posibilitar que los Registros públicos y los funcionarios encargados de su llevanza pudieran erigirse en un mecanismo de control objetivo para poner coto a tales abusos.
[1] El GAFI, -Grupo de Acción Financiera Internacional- es un organismo intergubernamental cuyo propósito es elaborar y promover medidas para combatir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
[2] El Grupo Egmont es un organismo internacional que agrupa Unidades de Inteligencia Financiera (UIFs), creando una red internacional para intercambiar información, conocimientos y tecnología en pos de luchar contra el lavado de activos y financiación del terrorismo.
[3] Ver JOSE MARIA PELAEZ MARTOS, Fraude fiscal, blanqueo de dinero y corrupción en el sector inmobiliario. Wolter Kluvers 2009.
[4] Aunque no cabe confundir valor y precio, es lo cierto que -en tesis general- uno y otro, si no coincidentes, sí son aproximados.
[5] Ello provocó la aparición de ingentes cantidades de dinero negro que se puso de manifiesto cuando se comprobó que en España circulaban billetes de 500 € cuyo valor facial equivalía nada menos que al 30% del total emitido en la Unión Europea.
[6] El que el modo de blanquear sea grosero, no resta importancia económica al delito; así según noticia de prensa del mes de abril de este mismo año, una red trató de limpiar 8,66 millones de euros pagando tal cantidad en efectivo en una compraventa de terrenos en Molina de Segura. Los 17.320 billetes de 500 € utilizados fueron transportados desde una entidad bancaria hasta una notaria el mismo día de la compra.
Además –Garciá Noriega, op.cit. pág 41-, el pequeño blanqueo, traducido en signos como la copiosidad en las pequeñas compras cotidianas, no siempre es despreciable para el antiblanqueo. En la investigación criminal, al contrario, puede ser muy significativa. Tal fue el caso de las detenciones de los hermanos Salvatore, Pasquale y Carmine Russo, jefes de uno de los clanes de la Camorra italiana. Aunque todos ellos eran fugitivos desde hacía años y tomaban las habituales precauciones para no ser localizados, la esposa del primero efectuaba compras de alto importe en el mercado de la zona donde se ocultaba su cónyuge, lo que llamó la atención de la Policía, que dedujo acertadamanete que seguir los productos adquiridos los conduciría al punto de reunión de los capos prófugos….